jueves, 19 de enero de 2012

Filosofía recomendable: recuperar el tiempo para vivir

La entrevista al filósofo Antonio Fornés en La Vanguardia es una lección que jamás debimos olvidar. Con un par de citas, os invito a leerla entera. Me surgen muchos comentarios, pero quizá otro día. Paradójicamente, hoy "no tengo tiempo" para recordaros que os quiero.

"Hacer y hacer, lo único que provoca es que el tiempo pase a una velocidad tremenda y que no saboreemos la auténtica densidad de la vida. Ya lo decía Pascal: el mayor problema del hombre es la incapacidad de estar solo consigo mismo".

"Qué bello es vivir. No tenemos tiempo de ver a los amigos, de reflexionar en voz alta con ellos, ni de estar con nuestros hijos, estar de verdad. Hay que madrugar, no tenemos tiempo de hacer el amor con la persona que hemos elegido: la pasión se marchita. Lunes, martes, miércoles, jueves.... La rutina engulle nuestra vida a cambio de algún capricho, otro jersey negro que luciremos en la oficina, un mes de vacaciones, un coche nuevo para el atasco del domingo. Siento amargarte el desayuno, pero ¿eso es vivir?... ¿Abdicar de la vida para que tus hijos abdiquen el día de mañana de la suya? Mi gato vive mejor. Con la excusa de la publicación de Reiníciate (Diëresis), su autor y yo nos damos un baño de realidad".


http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120119/54244580431/antonio-fornes-trabajamos-mas-horas-que-un-esclavo-romano.html

miércoles, 18 de enero de 2012

La soledad del opositor: todos son contrincantes

Opositar es un trabajo muy solitario y con escollos duros a superar. Las largas horas que hay que pasar leyendo, sintetizando, entendiendo, resumiendo y volviendo a empezar con un temario denso y cargado de lenguaje jurídico y administrativo se hacen aún más eternas cuando te paras a pensar en lo sólo que estás en la carrera hacia la plaza de trabajo. Se me ocurre que estudiando para exámenes en la facultad también había etapas de recogimiento, pero muchas veces eran compartidas con compañeros de clase y no duraban meses y meses. La socialización estaba asegurada con la asistencia a clase y las prácticas en grupo. Y en todo caso, se competía por obtener el aprobado, pero que tu compañero tuviera mejor nota que tú o aprobara o suspendiera no implicaba que tú te quedaras sin tu título. Con las oposiciones no hay compañeros, todos son contrincantes. Y en una carrera de obstáculos en que hay plazas limitadas y muchos competidores, el secreto por guardar los temarios -quienes han buscado apuntes o aclaraciones en Internet como yo saben de lo que hablo, ¿no es raro que no sea fácil encontrar un temario que debería estar tan alcance de todos?-, no compartir apuntes ni recursos y no ayudar son tan férreos que a veces me hacen sentir rodeada pero muy solitaria. Encima, el entorno no puede hacer mucho más que apoyarte en las largas horas de estudio, animarte a seguir, facilitar que no pierdas tiempo haciendo tareas domésticas o recados o lo que sea necesario. Pero no pueden estudiar por tí ni contigo, eso está claro.

miércoles, 11 de enero de 2012

Opositar o no opositar... Ante la estafa, los recortes y el panoramalaboral, el 2012 se inicia con dudas

Añadir leyenda
Las oposiciones quedan paralizadas, los interinos y el personal laboral de las administraciones públicas son insólitamente despedidos, no se substituyen las bajas ni se cubren a las vacantes de los jubilados, a los funcionarios de carrera les bajan el sueldo cada dos por tres (y que no se quejen porque por lo menos tienen trabajo, con la que está cayendo). Si antes opositar era una buena opción para aquellas personas que querían intentar tener una estabilidad laboral asegurada y unos derechos respetados (especialmente las mujeres, sinó a ver porqué son mayoría en las administraciones públicas), cada vez se está poniendo la cosa más amarronada, por no decir directamente negro azabache.

Estudiar o no estudiar, esa es la cuestión. Mi cuestión. Con un año de paro a mis espaldas y otro por delante para aprovechar el tiempo de la mejor manera posible, el futuro profesional da campanadas cada vez más estruendosas en mi puerta. Cuando tras mi maternidad gemelar me encontré engrosando las filas del INEM a finales de 2010 ya se le veían las orejas (a lo Dumbo) a la crisis, pero no sé si nunca nos llegamos a imaginar el tamaño real. En ese momento me pareció buena idea aprovechar los meses del subsidio para estudiar y cambiar el rumbo laboral, para perfeccionarme y para, además, disfrutar de la aventura de la crianza múltiple. Así que en este último año he estado apuntada a una academia de oposiciones, estudiando el temario para administrativo, cuidando de los mellizos, sacándome el carnet de conducir, colaborando en temas periodísticos, creando blogs y perfiles en redes sociales personales, haciendo elaborados álbumes de fotos y cuentos recordatorio para familiares y amigos... No me miento ni a mí misma cuando de vez en cuando repito al llegar la noche, derrengada, tirada en posiciones imposibles en el sofá, que no tengo tiempo para nada (más).

lunes, 9 de enero de 2012

Pst: la vejez no es una enfermedad

En un zapping perezoso he caído en un interesante debate sobre la vejez y la geriatría en el programa"Para todos la 2" en el segundo canal de TVE. Son tantas las ideas y denuncias interesantes que se están lanzando que no me da tiempo a captarlas todas y me bulle la cabeza con ideas que quedan interrumpidas por las nuevas reflexiones lanzadas por los invitados. Se entremezclan además imágenes de mi abuela, mi bisabuela, aquella pareja de vecinos que me cuidaban las plantas en vacaciones y que me llamaban algún día para charlar, el padre de aquel familiar que está cada vez peor de salud...

Campaña "Dove" 2005 sobre belleza real: ¿vieja o vital?
Estoy rodeada, como todos vosotros -estoy segura- de buenos amigos que se acercan a la frontera de los sesenta y de gente que los ha superado en mucho o poco. De vecinos entrañables llenos de historias muy interesantes que de pronto nos iluminan un rincón del pasado que parecía perdido. ¡Qué alegría da cuando de pronto redescubres la historia escondida que no se guarda en los libros! Mi abuela... Daría para varios escritos larguísimos. Esa figura siempre sonriente y atenta, centro de la familia y todos los recuerdos, la que huele a pasteles y té, la que da besos y abrazos sin vergüenza, la que te ilumina, te escucha realmente atenta. Y mi madre, ¿quién no tiene una madre dispuesta a cualquier hora a darnos un buen consejo? ¿Quién no tiene un padre atento a cualquier necesidad futura que se adelanta a nuestros deseos sin que lo intuyamos siquiera? ¿O la suegra y el suegro, esos abuelos fantásticos que tus hijos adoran y que te ayudan sin que tengas que pedirlo siquiera? ¿Qué harías sin la dedicación, los consejos, las risas, los recuerdos y las sonrisas de todos ellos? Tiemblo de rabia y me duele sólo pensar que cualquiera de estas personas tan básicas en mi vida pudieran sufrir la desatención, los maltratos o la soledad que se reflejan en el debate que he descubierto en la televisión.

En el corto documental "Salva un viejo" se denuncian tales atrocidades que cualquiera que se acerque a los sesenta o tenga un padre, una abuela, una bisabuela o un vecino mayor a quién quiera y respete se le ponen los pelos de punta.



Entradas recientes