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miércoles, 11 de enero de 2012

Opositar o no opositar... Ante la estafa, los recortes y el panoramalaboral, el 2012 se inicia con dudas

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Las oposiciones quedan paralizadas, los interinos y el personal laboral de las administraciones públicas son insólitamente despedidos, no se substituyen las bajas ni se cubren a las vacantes de los jubilados, a los funcionarios de carrera les bajan el sueldo cada dos por tres (y que no se quejen porque por lo menos tienen trabajo, con la que está cayendo). Si antes opositar era una buena opción para aquellas personas que querían intentar tener una estabilidad laboral asegurada y unos derechos respetados (especialmente las mujeres, sinó a ver porqué son mayoría en las administraciones públicas), cada vez se está poniendo la cosa más amarronada, por no decir directamente negro azabache.

Estudiar o no estudiar, esa es la cuestión. Mi cuestión. Con un año de paro a mis espaldas y otro por delante para aprovechar el tiempo de la mejor manera posible, el futuro profesional da campanadas cada vez más estruendosas en mi puerta. Cuando tras mi maternidad gemelar me encontré engrosando las filas del INEM a finales de 2010 ya se le veían las orejas (a lo Dumbo) a la crisis, pero no sé si nunca nos llegamos a imaginar el tamaño real. En ese momento me pareció buena idea aprovechar los meses del subsidio para estudiar y cambiar el rumbo laboral, para perfeccionarme y para, además, disfrutar de la aventura de la crianza múltiple. Así que en este último año he estado apuntada a una academia de oposiciones, estudiando el temario para administrativo, cuidando de los mellizos, sacándome el carnet de conducir, colaborando en temas periodísticos, creando blogs y perfiles en redes sociales personales, haciendo elaborados álbumes de fotos y cuentos recordatorio para familiares y amigos... No me miento ni a mí misma cuando de vez en cuando repito al llegar la noche, derrengada, tirada en posiciones imposibles en el sofá, que no tengo tiempo para nada (más).



Todo estaba claro: estudiar, ir a clases, preguntar dudas en la tutorías, hacer tests, tener claro el objetivo final para no desmoralizarse... Estudiar oposiciones es un trabajo en toda regla; uno solitario y lleno de dudas y desolación a veces. Parece que no se avanza, que no se retiene ni se sabe, que no se convocarán plazas. Todo estaba claro, pero algo falló... La academia Institut Access ha resultado ser una estafa y tras haber pagado la formación, la ayuda y la asesoría por adelantado, nos han dejado en la calle sin explicación ni sitio en el que ir a reclamar a casi 6000 alumnos de toda Cataluña y parte del estado. En todo un año a penas recibí una tutoría y cuatro clases. Los cursos, que se vendían abundantes en horarios y en sitios en que se impartían, brillaban por su ausencia y cuando por fin empezaron, los profesores faltaban "por motivos personales" día sí y día también. Cerraban un centro, nos enviaban a otro, se cambiaban horarios, profesores... Hasta que un día la persiana del último centro estaba completamente cerrada, sin explicaciones, con un montón de papeles tirados por el suelo como si los responsables de Institut Access hubieran huído despavoridos. Más de 250 afectados hemos sumado fuerzas para denunciar con la ayuda del despacho de abogados Vosseler de Barcelona a Eduardo Redrado. Hemos interpuesto una querella por presunta estafa y apropiación indebida de bienes y por los rumores que circulan en la red y algunas evidencias que se han podido recabar, todo parece indicar que realmente se ha estado enriquiciendo y riendo a nuestra costa.

Con apuntes desfasados y de los que ya no me fío, el temario menos avanzado de lo deseable dado el desbarajuste de horarios de estudio y problemas con la academia y por mi propia vorágine gemelar personal, la pregunta es: ¿sigo apostando por la vía de las oposiciones o es una pérdida de tiempo y un desgaste de energía?

La escritura, el periodismo, las redes sociales y su manejo, la fotografía y los álbumes de historias de vida... Esa es mi pasión, no la voy a perder. A mi modo de ver, precisamente el funcinariado me permitía poder disfrutar plenamente de esta vía. Con un sueldo, sin aspavientos, y un trabajo con buen horario como es del de una auxiliar o una administrativa de ayuntamiento, podría pagar la hipoteca y los gastos básicos sin temor al mañana. Y no dudéis que trabajaría, que ya está bien del mito del funcionario vago y antipático: Os prometo que os atenderé con la sonrisa de la que sabe que tiene suerte, que daré la información que esté en mi mano, que haré documentos y archivaré con diligencia, que mis cafés serán de tiempo reglamentario y que seré más de soluciones que de problemas. ¡A mí también me revientan esos "vuelva usted mañana" o "vaya a la otra ventanilla a por el formulario 302". Y con el tiempo libre disponible gracias a los horarios intensivos, la flexibilidad y el respeto por los derechos laborales de la administración pública, podría por las tardes ver crecer a mis hijos sin remordimientos ni filigranas, sin tener que derivar los afectos en alguien ajeno que lo recoja y los cuide y los eduque o sin tener, por fuerza mayor, que explotar a los abuelos que lo único que desean es disfrutar de sus nietos mimándolos todo lo posible -y así ha de ser-. Pero hay más, porque con ese horario y esa seguridad podría, por fin, escribir, escribir, escribir. Cuentos, poesía, una novela, o dos, artículos, post, colaboraciones, noticias. Podría colaborar con alguna radio o una televisión, incluso siendo voluntaria. Podría, porqué no, ser constante en el gimnasio, retomar la danza del vientre, el yoga, el tai-chi, la salsa... Podría... ¡Está claro que el tiempo es un lujo, mucho más que el dinero, a eso aspiraba!

Ah, pero no se convocan plazas, y no parece que próximamente vayan a salir a la luz concursos públicos ni oposiciones. Por lo menos no en la Generalitat a luz de las medidas de congelación de oposiciones tomadas por Artur Mas en 2011, ni en la administración estatal si nos atenemos a las medidas que el nuevo gobierno del PP está implantando estos días. De vez en cuando sale alguna en un ayuntamiento remoto, o se publica en el boletín de la provincia pero no acaba de formalizarse en el autonómico (como en el caso de las plazas para auxiliar administrativo del ayuntamiento de Barcelona). ¿Qué hacer? A finales de mes tengo el primer examen para optar a cuatro plazas de administrativa en el ayuntamiento de Pineda de Mar. Somos casi ciento cincuenta opositores y casi todo el mundo presentó una lista larguísima de méritos por haber trabajado ya en alguna administración pública de los que yo no dispongo porque siempre estuve en la empresa privada currando a destajo. El temario lo tengo más bien verde fosforescente, con la estafa y las dudas que me han entrado con el temario que me vendieron al módico precio de 2000€ no he estado todo lo centrada que debiera en el estudio: mea culpa. Después, diecisiete plazas de auxiliar administrativo para el ayuntamiento de Esplugues de Llobregat y... La nada, el desierto, la desolación de las convocatorias...

Opositar o no opositar... Buscar trabajo... Hacer un máster... Pues ¿sabéis qué os digo? Voy a desaparecer tres semanas y voy a hincar los codos como cuando hacía maratones de estudio en la universidad porque había dejado algún temario fatídico para última hora. Voy a ir al examen de Pineda de Mar, a por todas. ¿Quién sabe si mis contrincantes en la oposición están igual o peor que yo? Como mínimo lo habré intentado y veré, por primera vez, cómo es eso de opositar. Y según como me quede el cuerpo, prepararé las oposiciones para el ayuntamiento de Esplugues si no es que he sido una afortunada y me quedo ya en la costa del Maresme. Entre medias, seguiré con mis colaboraciones y trabajillos de periodista, y puede que haga algún curso de reciclaje. Y si los astros... No, más bien, y si mi esfuerzo me trae en este 2012 el trabajo de mi vida como periodista, community manager, escritora, organizadora de eventos o cualquier otra cosa que se tercie y coincida con mis cualidades, pues diré adiós al temario administrativo y además de tener material para relatar en carne propia lo duro que es llegar a ser funcionario, seré cultísima y me sabré al dedillo nuestra Constitución y las leyes, los principios y la organización de nuestras administraciones. Como dice el dicho... ¡No hay mal que por bien no venga!

PD: Recordad... Si por unas semanas no doy señales de vida, ¡estoy opositando!

Un pequeño vídeo sobre el cierre de Institut Access

1 comentario:

  1. El empleo público es la única alternativa que ofrece estabilidad laboral en la actualidad además de un buen sueldo e infinitos beneficios sociales por lo que estudiar y opositar para trabajar en el Estado realmente vale la pena pese a las estafas y a las pocas plazas.

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